jueves, 19 de marzo de 2015

¡Viva la Pepa!

Hoy es el Día del Padre, y por eso vamos a empezar felicitando a todos los padres, Josés, Josefas, Pepes, Pepas... y vamos a recordar a la Pepa más famosa de todas: la Constitución de 1812.

Portada de la Primera Edición para su divulgación,
 publicada en Cádiz.
Apenas tuvo 2 años de vida, ya que el 4 de mayo de 1814, volvió Fernando VII a España y la derogó, y, aunque más tarde se intentó restaurar, durante el Trienio Liberal (1820-1823) y brevemente entre 1936-1937, no llegó a tener plena vigencia.

Esta Constitución fue la primera que tenía España, y, además, una de las más liberales de su tiempo.

La Constitución establecía la soberanía en la Nación (ya no en el rey), la monarquía constitucional, la separación de poderes, la limitación de los poderes del rey, el sufragio universal masculino indirecto, la libertad de imprenta, la libertad de industria, el derecho de propiedad o la fundamental abolición de los señoríos. Además, incorporaba la ciudadanía española para todos los nacidos en territorios americanos, prácticamente fundando un solo país junto a las excolonias americanas. 

A pesar de que consagraba a España como Estado Confesional y prohibía cualquier otra religión, y de que la palabra "mujer" apenas aparece una vez, y, por supuesto, sin conceder a las mujeres siquiera la condición de ciudadanía, se le reconoce su carácter liberal, su afán en la defensa de los derechos individuales, su posicionamiento en querer modificar caducas instituciones propias del Antiguo Régimen, y en general de recoger medidas regeneradoras enfocadas, con espíritu idealista, en mejorar la sociedad.

Vamos, que, por un momento, España fue ejemplo para otros países de su entorno... ejemplo positivo, sí, aunque nos resulte difícil de creer.

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