Fotografía de Miguel Ángel Soler de una de aquellas tertulias que hoy hemos recordado. |
En Un rato con Núria hemos querido recordar los primeros programas en los que participé, precisamente en una tasca, donde los clientes se acercaban a nuestra mesa con curiosidad primero, luego se sentaban y acababan con el micro en la mano conversando con los invitados.
Así pues, hemos reunido a un grupo de amigos del programa y, alrededor de un vaso de vino y algo de picar, hemos dejado que fluyan los temas que nos están afectando como ciudadanos. Yolanda Mira, Rafa Calafat y Ramón Amorós, con intereses, trabajos, vidas distintas, han aportado su punto de vista, sus ilusiones, sus lamentos, sus risas, y su buen rollo en una conversación tranquila, en la que hemos cambiado la barra de un bar por la mesa de la emisora, pero que ha mantenido la improvisación, el flujo de temas y de palabras como si no tuviéramos micros delante.
Nos ha encantado la experiencia, y hemos pensado que la repetiremos periódicamente.
Yolanda Mira, Rafa Calafat y Ramón Amorós |
Esta semana nos hemos acompañado de los versos de Miguel Hernández, aprovechando la cercanía del aniversario de su nacimiento (¡madre mía, qué lapsus más tonto tuve en directo!) y hemos podido traer poemas, voces, músicas poco conocidas.
De entre todas las que se pronunciaron, si tuviera que escoger, me quedaría con unas palabras que nos dejó, emocionada, Yolanda, al escuchar La canción del esposo soldado, y que nos dejó a nosotros sin ellas: "a lo mejor pensaron que se murieron esas mujeres que esperaban a sus maridos y se acabó, pero se han jodido, porque luego quedaron sus hijos, y también han muerto. Pero quedan los nietos. Hasta que yo viva, todavía recordaré."
Os invito a escuchar la vida en una tertulia.