jueves, 9 de abril de 2015

¡A quién le importa!

Así era el estribillo de una canción que sonaba sin cesar en aquellos años 80. Y muchos lo tomamos como un grito de guerra, como una forma de vida, aunque nuestros actos, nuestra vida, fuera de lo más "normalita", aunque nuestros gestos fueran simplemente un "rozar el filo", chiquilladas...

Nacer en 1821 y tener interiorizado ese grito de guerra era otra cosa... era mantener una guerra constante con la familia, con la sociedad... Ese año nació, el 9 de abril, Charles Baudelaire, quien, con su forma de vida absolutamente fuera de las convenciones sociales (bebida, droga, prostitutas ocupaban sus días) se ganó entrar en la lista de los "poetas malditos" de Paul Verlaine.

Edición de Les fleurs du mal de 1869
A partir de 1840 centró su escritura en la preparación de un libro que apareció en 1857, y que le valió una condena por "ofensas a la moral pública y las buenas costumbres": Las flores del mal. De hecho, varios de sus poemas fueron eliminados, y ya no aparecieron en la segunda edición, en 1861, en la que sí se incluyeron 30 poemas más. No fue resarcido hasta que se levantó la censura sobre ellos en 1949, un siglo después.

Su desprecio por las convenciones sociales era tal que, al ser condenado, respondió "todos los imbéciles de la burguesía que pronuncian las palabras inmoralidad, moralidad en el arte y demás tonterías me recuerdan a Louise Villedieu, una puta de a cinco francos, que una vez me acompañó al Louvre donde ella nunca había estado y empezó a sonrojarse y a taparse la cara. Tirándome a cada momento de la manga, me preguntaba ante las estatuas y cuadros inmortales cómo podían exhibirse públicamente semejantes indecencias."

Hoy está considerado como el padre de la poesía moderna, y su lectura es obligada en Bachillerato. Os dejo aquí el enlace al blog de Trianarts, donde se incluyen algunos de sus poemas.

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