jueves, 22 de octubre de 2015

5, 4+1, 3+2

5
4+1
3+2
Estas cifras no son cálculos matemáticos… o quizás sí. Tal vez deberíamos decir que, para ser exactos, son cálculos económicos.
Para los que no hayan relacionado las tres expresiones, les contaré que son los años que, en teoría, duraba, dura y durará una carrera universitaria.
Parece que es lo mismo – una simple suma nos lleva siempre al 5 inicial – pero no es igual: en mi época, y sin pretender ser “abuela Cebolleta”, una carrera universitaria duraba cinco años, de los que, en muchos casos, los tres primeros eran troncales y los dos siguientes, de especialización. Vamos, que estudiar una licenciatura suponía terminar conociendo el tema, por decirlo de algún modo.
Llegó Bolonia, y nos redujeron todo a cuatro años, complementando el ahora llamado grado con un año de máster. Tengo que decirles que yo, que tengo estudiantes universitarios cerca, ni en horas ni en materias consigo equiparar mis cinco con sus cuatro años. Si no se estudia un máster no se es nada.
Y nos plantamos a futuro: antes de implementar el 4+1 y ver si es factible, pretenden reducir la carrera a tres años, por lo que los antiguos dos años de especialización deberán sustituirse por dos de máster.
Ustedes dirán “bueno, es lo mismo, cinco años”. Claro, diré yo. Pero los másters cuestan hasta tres veces lo que cuestan los cursos, es decir, que, entre el aumento de tasas y la multiplicación del precio de los dos últimos años, conseguir un título universitario se convierte en artículo de lujo.

Y los españoles no estamos para lujos, señores.

Los estudiantes han vuelto a las calles. Y con razón.



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