Alas Vivas es una asociación cuya pretensión es acompañar a las mujeres en ese camino, que resulta muy arduo en soledad, en ese proceso de reconocerse maltratada -"no sé si sufro maltrato", nos cuentan nuestros invitados que les han llegado a decir-, denunciar y conseguir salir de un infierno.Isidro Fernández y Esmeralda Lamas son dos voces solidarias, cálidas, reconfortantes, que ofrecen su tiempo a quien lo pueda necesitar. Esmeralda es doctora en psicología, y regala ese abrazo tan necesario como seguro (y que yo misma sentí durante nuestra conversación) a las mujeres víctimas. Isidro es un hombre que no sería completo si no estuviera colaborando en este proyecto, como en otros en los
que se ha involucrado. Su mensaje es muy claro: no es necesario tener una patología, sufrir una situación determinada, para participar en un grupo de apoyo. Me parece reseñable que un hombre, que además no ha sufrido esa desgracia cerca, se ofrezca para realizar esta labor.
Nuestra conversación es pausada. No es necesario ceñirse a estadísticas, datos y cifras. He podido entrever cómo realizan su labor con tranquilidad, "sin prisa, pero sin pausa", que decían las abuelas, apostando por la lucha personal y ejemplarizante por una sociedad más justa: "todos tenemos que ser una voz que dé ejemplos. La gente debe dar ejemplo a pequeña escala, para generar conductas de autoestima que crezcan y se amplíen en la sociedad", nos dice Esmeralda.Hay que denunciar. No debemos permitir que el maltrato siga considerándose algo perteneciente a la intimidad, porque nos afecta a todos. El maltrato atraviesa las paredes de un domicilio particular para introducirse en nuestras casas. Y hay que dejarse acompañar por asociaciones como Alas Vivas.
Si conocéis algún caso de maltrato, no os calléis. Llamar al 016 es el primer paso de muchos, y Alas Vivas os acompañará en ese camino. Podéis contactar con ellos en su página de Facebook y en su blog.
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