domingo, 24 de abril de 2016

Rinconete y Cortadillo - Teatro Principal 22 de abril de 2016

Pedro del Rincón y Diego Cortado saltaron a la fama por veintiuna paginillas en una de las Novelas Ejemplares de Cervantes, con el nombre de Rinconete y Cortadillo.

Rulo Pardo en la rueda de prensa
Años después de su publicación, y tras varios intentos fracasados de hablar con el propio autor y con el rey Felipe III, aprovechan el funeral de éste y la coronación de Felipe IV para pedir al nuevo rey que revoque los permisos otorgados a Cervantes y puedan así deshacerse de esa fama que no se ajusta a la realidad y que los ha hundido en la miseria de dos juguetes rotos.

Se inicia así una crítica a nuestra propia sociedad actual, siempre en el filo entre el drama y la comedia del absurdo, plagada de anacronismos reconocidos por los propios personajes, y que atrapa al espectador en el diálogo que los actores mantienen con el público.

Siempre «hay que llevar cuidado con lo que se desea», dice el refrán, y los protagonistas de la obra, que creen que hubieran podido ser personas honradas de no haber sido encasillados en el papel de pícaros ladronzuelos por Cervantes, en su intento por desaparecer de la vida literaria (al contrario que los Seis personajes en busca de autor, de Pirandello, que buscaban devenir reales) se arriesgan a desaparecer de la realidad, en el juego del teatro dentro del teatro que desarrollan durante toda la obra.

Juraría que el espíritu de Pepe Rubianes voló por encima de nuestras cabezas en un momento de la obra, y la riqueza de los juegos de/con palabras nos acercó al humor de Les Luthiers. Rulo Pardo y Santiago Molero mantuvieron la tensión hasta el final, y el público, entregado, agradeció su trabajo.



Estoy segura que en el Festival de Almagro, para el que ha sido creada esta obra, cosecharán muchos éxitos.



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