Rulo Pardo en la rueda de prensa |
Se inicia así una crítica a nuestra propia sociedad actual, siempre en el filo entre el drama y la comedia del absurdo, plagada de anacronismos reconocidos por los propios personajes, y que atrapa al espectador en el diálogo que los actores mantienen con el público.
Siempre «hay que llevar cuidado con lo que se desea», dice el refrán, y los protagonistas de la obra, que creen que hubieran podido ser personas honradas de no haber sido encasillados en el papel de pícaros ladronzuelos por Cervantes, en su intento por desaparecer de la vida literaria (al contrario que los Seis personajes en busca de autor, de Pirandello, que buscaban devenir reales) se arriesgan a desaparecer de la realidad, en el juego del teatro dentro del teatro que desarrollan durante toda la obra.
Juraría que el espíritu de Pepe Rubianes voló por encima de nuestras cabezas en un momento de la obra, y la riqueza de los juegos de/con palabras nos acercó al humor de Les Luthiers. Rulo Pardo y Santiago Molero mantuvieron la tensión hasta el final, y el público, entregado, agradeció su trabajo.
Estoy segura que en el Festival de Almagro, para el que ha sido creada esta obra, cosecharán muchos éxitos.
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