Me he enterado, por casualidad, de que la Selección Española de Gimnasia Rítmica ha vuelto de la Copa del Mundo de Finlandia con tres medallas: bronce, plata y oro. ¿Saben por qué lo he sabido? No, no han acaparado titulares ni segundos en las noticias de las televisiones en el país; es que una de ellas es alicantina, y con un titular que hace referencia a su origen, un diario local las ha mencionado.
Rodaba por las redes otra noticia, también de modo local, y jolines, también de gimnasia rítmica: una joven de nuestra provincia quiere ir a la primera Olimpiada para personas con síndrome de Down, que tendrá lugar en Florencia este verano. Pero no tiene dinero, y busca patrocinadores. Es la primera vez que se celebra esta olimpiada, aunque en España se hacen certámenes nacionales habitualmente, y Sara, que tiene 19 años, ha ganado ocho oros consecutivos. ¿Ocho años campeona de España y tiene que mendigar para representarnos en una Olimpiada?
Seguro que hay quien piensa que con síndrome de Down no debería salir de su casa, y si lo hace, pues al parque, a pasearse. Y seguro que hay también quien opine que la gimnasia rítmica, al fin y al cabo, es un deporte minoritario, nada que ver con el fútbol.
¿Hablamos del fútbol, del basket, o del balonmano femeninos? ¿Seguro?
Parece que en este país hay algo aún peor que ser mujer: ser, por ejemplo, mujer deportista.
Disfruten del 8 de marzo.
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