Desde el punto de vista lingüístico creo que está todo dicho; esto es una cuestión política, a mi entender.
Y nos tienen así, entretenidos y entretenidas a todas, con que si hay que incluir a la mujer, que si ya lo está, que si el lenguaje es sexista, que si dónde quedan las palabras neutras… que si son galgos o podencos.
Y mientras tanto, en la vida real, en el día a día, nos van matando a nosotras. Una a una. Porque, señores, esa posición política de elevar el lenguaje a transformador de la sociedad no está acompañada de una decisión política que actúe de verdad contra esta agresión permanente del hombre a la mujer… Y mientras tanto, hoy, 28 de enero de 2016, llevamos 8 mujeres asesinadas. ¡Una cada tres días! ¡El 15% de las 57 que murieron en 2015 en menos de un mes! (Y no cuento a la niña de 17 meses arrojada del primer piso).
¿Podemos dejar ya las palabras y pasar a los hechos, por favor?
¡Nos queremos vivas!
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