jueves, 17 de septiembre de 2015

Vergüenza

Vergüenza. Siento vergüenza.

La visión del niño muerto en la playa nos dejó a todos estupefactos. Se removieron conciencias y las palabras fueron y vinieron. Todos nuestros gobernantes parecieron darse cuenta de que algo no iba bien, y empezaron a aparecer en público para acallar las voces que empezaban a alzarse.
Ayer mismo vi cómo a un niño le tenían que dar de comer con el dedo. No era capaz de comer con cuchara o succionar un biberón. Estaba absolutamente desnutrido. Vivía en Siria. Estaba en Siria. Su familia no habrá podido huir, y seguro que malvive entre las ruinas fantasmagóricas que está dejando la guerra allí.
Y vi niños en la frontera con Hungría que llevan 3 días con el mismo pañal, sin agua, sin ropa para cubrirse por las noches, que, sépanlo, empiezan a ser frías en esas zonas de Europa, la gran Europa.
Las imágenes de los niños, tal vez por excesivamente expuestas, tal vez porque las de los billetes de 500 llaman más la atención, ya no deben entristecer a nuestros gobernantes, que se han reunido para acordar una próxima reunión “urgente” el día 8 de octubre. La reunión para hablar de la ayuda directa sobre el terreno… "ya tal" (parafraseando a un “ilustre” de este país ¿para qué dar nombres?)
Y mientras, desde diversos puntos, Alicante, por ejemplo, se están organizando caravanas para traerse refugiados, organizando lugares, alimentos, ropa...
Señores gobernantes, si necesitan información sobre lo que es urgente escuchen a sus pueblos, que parece que lo saben mejor que ustedes. Y si no se dan prisa, tal vez ya no sea necesario: los muertos no son urgentes.



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