El primero, fabricante de prendas de vestir, le puso unos remaches a los pantalones de los mineros, cuyos bolsillos no soportaban la dureza del trabajo, y el segundo, médico, fundó una empresa para producir cereales integrales, dado que era defensor a ultranza de la alimentación vegetariana para la cura de prácticamente todos los males. Así han llegado a nuestros días los vaqueros Levi Strauss y los cereales Kellogs.
Mientras la fábrica de cereales sigue creciendo en Estados Unidos, la última fábrica de vaqueros estadounidense cerró en 2008, para trasladar toda su producción a países en vías de desarrollo, cuya mano de obra es más barata.
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